viernes, 19 de junio de 2009

19 de junio - Natalicio de Artigas

Artigas tuvo una actuación destacada en las luchas independentistas y en el predominio de las ideas republicanas y democráticas sobre las monárquicas. Luchó sucesivamente contra el Imperio español y el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve y contra los unitarios instalados en Buenos Aires y Montevideo.

Artigas era oriental, entendiéndose como tal al nacido en la Banda Oriental, compuesta por lo que actualmente es Uruguay y por parte del actual estado brasileño de Río Grande del Sur. De manera directa, sus luchas se orientaron a la conformación de la Liga Federal, organizada estrictamente sobre los principios del federalismo y la república. A la Liga Federal se unieron, además de la Provincia Oriental, las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y los pueblos de Misiones bajo el control de Andrés Guazurary.

Su férrea defensa de la autonomía federal de las provincias contribuyó de manera indirecta a la independencia de España de los territorios que conformaron la Liga Federal. La Provincia Oriental se terminaría independizando de España en 1815. En 1828, al concluir la Guerra del Brasil, parte de la Provincia Oriental - el norte se mantuvo en poder brasileño - se transformó en un Estado autónomo separado del resto de las provincias y luego independiente (el Estado Oriental del Uruguay), cuando Artigas ya se encontraba en su largo exilio en Paraguay, país donde murió.

De 1764 a 1810: la formación

Hijo de Martín José Artigas Carrasco y de Francisca Antonia Arnal Rodríguez, según la partida que luce al folio 209 del Libro Primero de Bautismos de la Catedral de Montevideo. Su abuelo, Juan Antonio Artigas Ordobas y su abuela Ignacia Xaviera Carrasco y Melo-Coutiño, habían sido de los primeros pobladores de la ciudad. Formaba parte de una de las familias más acaudaladas de Montevideo. Su padre era propietario de campos y fue el primer Capitán de Milicias, desempeñando el cargo de Oficial Real.

Fue el tercer hijo de los seis que tuvieron sus padres. Sus hermanos fueron: Martina Antonia, José Nicolás, Manuel Francisco, Pedro Angel y Cornelio Cipriano. Los dos últimos fallecieron antes de 1806.[6]

Ocho años después de su bautismo, José Artigas, junto con varios de sus hermanos y su propio padre, recibió el sacramento de la confirmación, el 24 de diciembre de 1772, en la estanzuela de don Melchor de Viana, siendo padrinos éste y su esposa, doña Rita Pérez.

Artigas pasó estos primeros años en la ciudad y en la chacra de su padre, ubicada junto al arroyo Carrasco. Recibió en su niñez la mejor educación que en la época se podía dar en su ciudad, la cual consistía en la enseñanza primaria, impartida por los padres franciscanos del convento de San Bernardino.

Según consignó en sus memorias el General Nicolás de Vedia, prefirió dedicarse a las tareas rurales. A los doce años se trasladó al campo, en tierras pertenecientes a su familia. Observando a los habitantes del lugar -entre ellos, los gauchos- se hizo ágil en el manejo de las armas y del caballo.

En 1778 su nombre aparece registrado al ingresar en la Cofradía del Santísimo Rosario. Luego se abre una época indocumentada en la vida del héroe, de la que apenas se poseen algunas noticias. En sus "Apuntes biográficos sobre don José Artigas", el citado general Vedia, expresa:

Don José Artigas era un muchacho travieso e inquieto y propuesto a sólo usar de su voluntad; sus padres tenían establecimientos de campaña y de uno de estos desapareció a la edad como de 14 años y ya no paraba en sus estancias, sino una que otra vez, ocultándose a la vista de sus padres. Correr alegremente los campos, changuear y comprar en éstos ganados mayores y caballadas, para irlos a vender a la frontera del Brasil portugues, algunas veces contrabandear cueros secos, y siempre haciendo la primera figura entre los muchos compañeros, eran sus entretenimientos habituales".

La documentación glosada prueba que Artigas, como hijo de su tiempo, como morador de la pradera oriental, participó en faenas clandestinas y en el trajín del contrabando, en la zona norte de la Banda Oriental, durante los años de su mocedad. Vuelve Vedia a mencionarlo en sus "Apuntes”:

"Se habían pasado cosa de dieciséis a dieciocho años, cuando después abrazó su carrera de vida suelta, lo vi por primera vez en una estancia, a orillas del Bacacay, circundado de muchos mozos alucinados que acababan de llegar con una crecida porción de animales a vender. Esto fue a principios del año 93, en la estancia de un hacendado rico, llamado el capitán Sebastián".

La historia clásica del período de la "reivindicación", negó siempre el aserto, aduciendo, por lo menos, inocuidad de las probanzas. Lorenzo Barbagelata, por ejemplo, la vincula a las acusaciones, interesadas y falsarias, del libelo de Cavia. Eduardo Acevedo, aunque explica largamente el carácter del contrabando como "ley de la época" y cita la unánime opinión al respecto de historiadores del más diverso origen, concluye preguntándose donde están las pruebas de que el Jefe de los Orientales haya sido contrabandista. De todas maneras considerando el contexto histórico, no debería despreciarse la hipótesis de que, siendo una persona de campo, actuara en contra de los intereses de la Corona cometiendo oportunamente alguna forma de abigeato. Era en esas épocas una forma de defender los intereses de la familia de los elevados impuestos y un connato de la rebeldía que demostraría más tarde contra el régimen realista.

Artigas pasó las primeras décadas de su vida trabajando primero en sus estancias en la campaña oriental y luego como militar en el cuerpo de Blandengues, en estrecho contacto con los gauchos e indios

También se relacionó con los aborígenes charrúas de manera intensa. Según diversos investigadores —entre los que se destaca Carlos Maggi, que expone esta afirmación en su libro El Caciquillo— durante el período que va desde su adolescencia hasta su ingreso en el cuerpo de Blandengues, período en el cual no aparecen referencias en los registros de la época, Artigas habría vivido con los charrúas, llegando a tener mujer e hijo dentro de esa nación. Este hijo, Manuel (el famoso Caciquillo), habría nacido hacia el año 1786, siendo aparentemente, el primogénito del prócer. Varias pruebas que se respaldan en cartas y en la actitud de Artigas hacia y los indios, y viceversa, respaldan la existencia de este hijo.[7]

Su vida se habría desarrollado al norte del Río Negro, en las Misiones Orientales, Río Grande del Sur y Santa Catarina. Fue durante esta epoca que conoce a Isabel Sánchez Velásquez, nacida cerca de 1760 y la primera mujer de Artigas de quien se tenga conocimiento documentado. Separada de su marido Julián Arrúa (con el que tuvo cinco hijos), Isabel y Artigas comienzan una relacion amorosa que dura más de diez años, y de la que nacieron cuatro hijos: Juan Manuel (nacido el 3 de julio de 1791), María Clemencia (nacida el 14 de agosto de 1793 - fallecida en la infancia), María Agustina (nacida el 4 de agosto de 1795 - también fallecida de menor edad) y María Vicenta (nacida el 24 de octubre de 1804). En 1792, Artigas tiene otro hijo con una mujer desconocida, llamado Pedro Mónico, el cual queda al cargo de sus abuelos paternos, para quienes fue su nieto favorito.[7]

A los treinta y tres años, en 1797, amparándose en una amnistía para quienes no tuvieran delitos de sangre, ingresó como soldado raso al recién creado cuerpo de Blandengues de Montevideo, una milicia especialmente autorizada por el rey en el Virreinato del Río de la Plata, que tenía como fin de proteger las fronteras. En esta función, Artigas participó del control de los avances portugueses en la frontera norte y en la lucha contra el contrabando y el pillaje.

Poco antes de finalizar el siglo XVIII, Artigas se encontró en la frontera con el Brasil, con un afro-montevideano que había sido capturado por los portugueses y reducido a la esclavitud. Decidió entonces comprarlo para darle la libertad. Desde entonces Joaquín Lenzina, más conocido como «el negro Ansina», acompañaría a Artigas durante el resto de su vida, convirtiéndose en su mejor amigo, su camarada de armas y su cronista.[8]

A Ansina corresponden estos versos sobre los años en el cuerpo de Blandengues:

Aunque en Maldonado está
el cuartel general,
el blandengue siempre va
por toda la tierra Oriental.
Artigas enseña
a no encender el fogón
que deje seña
de su posición...
Sigue, de noche y de día,
las huellas criminales
buscando con porfía
a hombres y animales.[9]

En 1800 José Artigas cumplió destacada labor en la fundación de la ciudad de Batovy en las Misiones Orientales, actual estado brasileño de Río Grande del Sur. En 1806, ante la primera de las Invasiones Inglesas y la ocupación de Buenos Aires por el ejército británico, colaboró con Juan Martín de Pueyrredón y llegó a organizar por sí mismo una fuerza de 300 soldados que no llegaron a entrar en combate.

El conocimiento adquirido hizo que desempeñara la tarea con éxito, siendo ascendido primero a capitán de milicias, posición alcanzada antes por su padre y por su abuelo, y luego ayudante mayor.

A poco de fallecer Isabel Sánchez, Artigas solicita licencia en su campamento de Tacuarembo Chico para contraer matrimonio, arreglado a la usanza de la época, con su prima Rosalía Rafaela Villagrán. La boda se realiza el 31 de diciembre de 1805. Al tener los novios un parentesco relativamente próximo, el cura les encomienda mantenerse en la oración, persignarse, etc. (arrodillados) por tres semanas.

El matrimonio tuvo tres hijos, un varón, José María (nacido el 24 de setiembre de 1806) y dos mujeres, Francisca Eulalia (nacida el 13 de noviembre de 1807 - fallecida de pocos meses en 1808) y Petrona Josefa (nacida en 1809 - fallecida a los cuatro meses en 1810). La muerte prematura de las dos hijas y una fiebre puerperal mal curada sumieron a Rafaela Rosalía Villagrán en una grave enfermedad mental (alucinaciones, manías persecutorias, etc.), hecho que acabaría por destruir su matrimonio. Cuidada por una tía de Artigas, Rafaela Rosalía Villagrán muere finalmente en Montevideo en el año 1824.[7]

De 1810 a 1820: la etapa revolucionaria

Estatua de Artigas en Santiago de Chile

Estalla el proceso de la Independencia Hispanoamericana

Artículo principal: Revolución Oriental

En 1808 Napoleón aprovechó las disputas por el trono entre el rey español Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII, para intervenir en el Imperio español e imponer las llamadas «abdicaciones de Bayona», por las cuales ambos renunciaron sucesivamente al trono de España en favor de

José Bonaparte, luego de lo cual Fernando quedó cautivo.

Pero la intervención francesa desencadenó un levantamiento popular conocido como Guerra de la Independencia Española (1808-1814) que trajo incertidumbre sobre cuál era la autoridad efectiva que gobernaba España.

Ante la ausencia de una autoridad cierta en España y el cautiverio de Fernando VII, los pueblos

hispanoamericanos, bajo la dirección de los criollos, comenzaron una serie de insurrecciones desconociendo a las autoridades coloniales. La primera insurrección se produjo el 25 de mayo de 1809 en la ciudad de Chuquisaca, en el Virreinato del Río de la Plata, a la que le siguieron levantamientos en todo el continente para formar juntas de autogobierno, dando origen a la Guerra de Independencia Hispanoamericana.

El 25 de mayo de 1810 el pueblo de Buenos Aires depuso al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, cabeza del Virreinato del Río de la Plata y eligió una junta para reemplazarlo, dando inicio a la Revolución de Mayo.

Inmediatamente, el poder español instaló su sede en Montevideo, importante puerto competidor del de Buenos Aires, y reclamó al Consejo de Regencia español el envío de un nuevo virrey,

tropas y armas para reprimir el levantamiento.

Ese mismo año, Artigas, quien por entonces permanecía en las tropas virreinales, fue enviado a Entre Ríos como comandante de un contingente militar colonial, en un intento de recuperar para España los cinco pueblos entrerrianos insurrectos, pero resultó derrotado por los caudillos locales.

En enero de 1811 llegó a Montevideo el nuevo virrey, Francisco Javier de Elío. La Junta de Buenos Aires desconoció su autoridad y le declaró la guerra el 13 de febrero.

El ala radicalizada de la revolución de Buenos Aires había puesto sus ojos en Artigas. Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta, escribió en agosto de 1810, en su Plan Revolucionario de Operaciones, lo siguiente:

Sería muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, así por sus conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus talentos, opiniones, concepto y respeto; como son los del Capitán de Dragones don José Rondeau y los del Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña en este tono y concediéndoles facultades amplias, concesiones, gracias y prerrogativas, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la plaza.[10]

El capitán Artigas desertó del Cuerpo de Blandengues en Colonia del Sacramento y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares al gobierno revolucionario, que le dio el grado de teniente coronel, 150 hombres y 200 pesos para iniciar el levantamiento de la Banda Oriental contra el poder español.

Los pueblos de la América española luchaban por su libertad y Artigas quería defender esas ideas

en la Banda Oriental. A principios de abril regresó a su patria con unos 180 hombres. El 11 de abril emitió la Proclama de Mercedes, asumió el mando de la revolución en la Banda Oriental y el 18 de mayo derrotó a los españoles en la Batalla de Las Piedras. Luego inició el sitio de Montevideo y fue aclamado «Primer Jefe de los Orientales».

En 1812 logró convocar a un Congreso Nacional en Maroñas y allí proclamó la Provincia Oriental

con gobierno federal, como modelo a seguir por las demás Provincias Unidas del Río de la Plata.

En las filas artiguistas participaron personajes y caudillos tan importantes para la posterior historia uruguaya como Dámaso Antonio Larrañaga, Juan Antonio Lavalleja, Manuel Oribe, Fernando Otorgués, Fructuoso Rivera y Pablo Zufriategui.

El éxodo del pueblo oriental

Artículo principal: Éxodo oriental
José Artigas. Dibujo de J.M. Blanes

Como consecuencia del armisticio firmado con el virrey Elío por la Junta de Buenos Aires, las tropas enviadas a la Banda Oriental debieron abandonar dicho territorio, levantando el sitio de

Montevideo. Artigas fue nombrado «Teniente Gobernador, Justicia Mayor y Capitán del Departamento de Yapeyú», entonces en las Misiones argentinas.

Artigas, disgustado por el armisticio y ante la evacuación de las tropas porteñas, cumplió con su nuevo cargo trasladándose al territorio misionero, por lo que decidió pasar con sus seguidores a la orilla occidental del río Uruguay, hecho conocido como el éxodo oriental. Cruzó el río Uruguay con mil carretas y unas 16.000 personas con sus ganados y pertenencias, en la primera semana

de enero de 1812, instalando su campamento cerca del arroyo Ayuí Grande, pocos kilómetros al norte de la actual ciudad entrerriana de Concordia, entonces perteneciente a la jurisdicción de Misiones.[11]

Allí se estableció en un enorme campamento, desde el cual organizó un gobierno sui generis sobre el territorio que sus hombres alcanzaban a controlar. Mantuvo correspondencia con pequeños

caudillos locales de las provincias de Entre Ríos y Corrientes, con lo que aumentó el círculo de los que compartían sus ideas y que serían base de su futura influencia en el Litoral argentino.

A principios de 1812, roto el armisticio con la retirada de Elío, las tropas de Buenos Aires reanudaron el sitio de Montevideo. Pero el jefe político de las mismas, Manuel de Sarratea, hizo todo lo posible para debilitar las fuerzas de Artigas, lo que llevó a un enojoso conflicto con el caudillo. Sólo después de la retirada de Sarratea, Artigas se unió al sitio de Montevideo con sus

tropas.

Las instrucciones para la Asamblea del año 1813

Artículo principal: Instrucciones del año XIII

En el campamento de Artigas fueron electos los diputados orientales que debían concurrir a la Asamblea General Constituyente del año 1813 a celebrarse en Buenos Aires. Artigas le dio instrucciones[12] a sus diputados, las que fueron dictadas el 13 de abril de 1813.

Básicamente, Artigas reclamaba:

  • Independencia de las provincias del poder español.
  • Igualdad de las provincias a través de un pacto recíproco.
  • Libertad civil y religiosa.
  • Organización de los poderes como un gobierno republicano.
  • Federalismo, con un gobierno supremo que entendendiera solamente en los negocios generales del Estado, y confederación referida a la protección que se debían las provincias entre sí.
  • Soberanía de la Provincia Oriental sobre los siete pueblos de las Misiones Orientales.
  • Ubicación del gobierno federal fuera de Buenos Aires.

Los diplomas de los diputados orientales fueron rechazados por la Asamblea, usando como argumento legal la nulidad de su elección porque se realizó en un campamento militar y además

porque Artigas les había impartido instrucciones, a pesar de que la Asamblea se había declarado soberana.

A continuación, el general José Rondeau hizo reunir un segundo congreso, que eligió nuevos diputados a la Asamblea, en una capilla junto a su propio campamento, cuidando de elegir a diputados contrarios a la influencia de Artigas.

Ante este atropello a la voluntad popular, Artigas abandonó el sitio de Montevideo a mediados de enero de 1814. Se dirigió a la costa del río Uruguay, desde donde sus partidarios lanzaron una serie de campañas para controlar el interior de la Banda Oriental y la Provincia de Entre Ríos. La expedición enviada desde Paraná para enfrentarlo fue derrotada en Entre Ríos por su lugarteniente Eusebio Hereñú.

Tras el retiro de Artigas del sitio de Montevideo, el unitario Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio Posadas, firmó un decreto el 11 de febrero de 1814, declarando a Artigas «traidor a la Patria».

Art.1 - Se declara a don José Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la Ley y enemigo de la Patria.

Art. 2 - Como traidor a la Patria será perseguido y muerto en caso de resistencia.
Art. 3 - Es un deber de todos los pueblos y las justicias, de los comandantes militares y de los ciudadanos de las Provincias Unidas perseguir al traidor por todos los medios posibles. Cualquier auxilio que se le dé voluntariamente será

considerado como crimen de alta traición.

Se recompensará con seis mil pesos a los que entreguen la persona de don José Artigas vivo o muerto.[13]

La Liga Federal

Artículo principal: Liga Federal
Mapa de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1815. En rojo se señalan las provincias que integraban la Liga Federal y en blanco las restantes. En rosado aparecen las Misiones orientales y occidentales en lucha contra los lusobrasileños
FIAV historical.svgBandera diseñada por Artigas para la Liga Federal en 1815

En 1814 organizó la Liga de los Pueblos Libres, de la que fue declarado Protector. Al año

siguiente liberó Montevideo del control de los unitarios aliados de Buenos Aires.

Tras varios meses de enfrentamientos militares entre el Directorio, en una guerra civil desarrollada en Corrientes, Entre Ríos y la Provincia Oriental, la victoria de Fructuoso Rivera en la batalla de Guayabos en enero de 1815, obligó al Director Carlos María de Alvear a evacuar Montevideo, entregándola al segundo de Artigas, Fernando Otorgués.

El Protectorado Artigas - Liga Federal.JPG

Alvear, decidido a gobernar sobre las provincias argentinas sin oposición, ofreció a Artigas la independencia de la Provincia Oriental. Artigas la rechazó y ayudó a los federales de Corrientes y Santa Fe a sacudirse la tutela del Directorio.

Las victorias de Artigas facilitaron la revolución que determinó la caída de Alvear en abril de ese

año. Pero las relaciones con su sucesor, Ignacio Álvarez Thomas, siguieron siendo tirantes y violentas. No obstante, éste no intentó volver a someter a su gobierno a la Provincia Oriental.

En mayo de 1815, Artigas instaló su campamento en Purificación, unos cien kilómetros al norte de la ciudad de Paysandú, cerca de la desembocadura del arroyo Hervidero, que desagua en el río Uruguay, y a unos siete kilómetros de la llamada Meseta de Artigas. Purificación habría de

transformarse en la capital de hecho de la Liga Federal. El comerciante escocés John Parish Robertson, que lo visitara en aquel entonces, describió así el sitio:

Tenía alrededor de 1.500 seguidores andrajosos en su campamento que actuaban en la doble capacidad de infantes y jinetes. Eran indios principalmente sacados de los decaídos establecimientos jesuíticos, admirables jinetes y endurecidos en toda clase de privaciones y fatigas. Las lomas y fértiles llanuras de la Banda Oriental y Entre Ríos suministraban abundante pasto para sus caballos, y numerosos ganados para alimentarse. Poco más necesitaban. Chaquetilla y un poncho ceñido en la cintura a modo de kilt escocés, mientras otro colgaba de sus hombros, completaban con el gorro de fajina y un par de botas de potro, grandes espuelas, sable, trabuco y cuchillo, el atavío artigueño. Su campamento lo formaban filas de toldos de cuero y ranchos de barro; y éstos, con una media docena de casuchas de mejor aspecto, constituían lo que se llamaba Villa de la Purificación.[14]

El 29 de junio de 1815 se reunió en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el «Congreso de los Pueblos Libres» llamado Congreso de Oriente. Fue convocado por Artigas para «tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero, el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación, la política agraria y la posibilidad de extender la Confederación al resto del ex-Virreinato del Río de la Plata». En este

congreso, las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y la Provincia Oriental se declararon independientes «de todo poder extranjero», al tiempo que se invitó a las demás Provincias Unidas del Río de la Plata a sumarse a un sistema federal, ya que dicha declaración de independencia no era una declaración separatista del Río de la Plata. A la Liga Federal liderada por José Gervasio Artigas estuvieron a punto de sumarse las provincias de Santiago del Estero y La Rioja aunque en ambas al final vencieron las tropas directoriales.

Envió una delegación a Buenos Aires con la premisa de mantener la unidad en base a los principios de: «La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de nuestra revolución; la unidad federal de todos los pueblos e independencia no solo de España sino de todo poder extranjero (...)». Los cuatro delegados fueron detenidos en Buenos Aires, y el nuevo Director ordenó invadir Santa Fe.

Artigas ratificó entonces el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano, añadiéndole un festón diagonal punzó, siendo el rojo punzó desde entonces el signo del federalismo en Argentina. Artigas la llamó «el Pabellón de la Libertad».

Este congreso sancionó el 10 de septiembre de 1815 un Reglamento para el fomento de la campaña, que fue la primera reforma agraria de América Latina, ya que expropiaba las tierras y las repartía entre los que la trabajaban «con la prevención que los más infelices sean los más

privilegiados».[15]

La invasión luso-brasileña y la guerra contra los unitarios

Artículo principal: Invasión Luso-brasileña

El 9 de julio de 1816 se declaró en el Congreso de Tucumán la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero en el mismo, con excepción de Córdoba, no fueron representadas las provincias pertenecientes a la Liga de los Pueblos Libres.

El constante crecimiento de influencia y prestigio de la Liga Federal atemorizó tanto a los unitarios de Buenos Aires y Montevideo como al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. En

agosto de 1816 numerosas tropas luso-brasileñas invadieron la Provincia Oriental, con la complicidad tácita de los unitarios que se habían fortalecido en Buenos Aires y del embajador porteño en Río de Janeiro. Con la intención de destruir al caudillo y su revolución, las tropas luso-brasileñas atacaron por tierra y mar. Junto a Artigas, participaron en la defensa de su provincia sus lugartenientes: Juan Antonio Lavalleja, Fernando Otorgués, Andrés Latorre, Manuel Oribe, el misionero Andrés Guazurary, apodado "el indio Andresito". En cuanto a

Fructuoso Rivera, éste traicionó a Artigas pasando a servir a los portugueses y brasileños. Poco tiempo después el mismo Fructuoso Rivera entraría junto a los montevideanos del "Club del Barón" a conspirar para dar muerte a Artigas.

Debido a su superioridad numérica y material, las fuerzas luso-brasileñas al mando de Carlos Federico Lecor vencieron a Artigas y sus lugartenientes y ocuparon Montevideo el 20 de enero de 1817, aunque la lucha continuó por tres años en el medio rural.

Indignado por la pasividad de los unitarios instalados en Buenos Aires, Artigas les declaró la guerra, al tiempo que enfrentó a los luso-braileños con ejércitos que se vieron diezmados por sucesivas derrotas.

Después de tres años y medio de resistencia, la batalla de Tacuarembó, de enero de 1820 significó la derrota definitiva de Artigas, que debió abandonar el territorio oriental, al que ya no

volvería. Varios de sus lugartenientes cayeron prisioneros o abandonaron la lucha. Fructuoso Rivera, por su parte, se pasó al ejército brasileño de ocupación.

Conflicto con Ramírez

Artículo principal: Guerra entre Artigas y Ramírez

Casi al mismo tiempo, los integrantes de la Liga Federal, Francisco Ramírez, gobernador de Entre Ríos, y Estanislao López, gobernador de Santa Fe, lograron finalmente la victoria sobre los unitarios. La Batalla de Cepeda forzó la caída del Directorio. Pero la esperanza duró poco, ya que ambos caudillos, al saber del casi aniquilamiento de las tropas de Artigas, entraron en acuerdos con el nuevo gobernador porteño, Manuel de Sarratea, firmando con él el Tratado del Pilar. Aunque tal tratado consideraba pedir su aprobación a Artigas, el héroe oriental se consideró

afrentado al no haber sido consultado por los suscriptores del tratado.

Después de la batalla de Tacuarembó, Artigas se instaló en Entre Ríos, donde entró en serios conflictos con Francisco Ramírez, quien no aceptó la hegemonía del caudillo oriental en su provincia. Con apoyo del gobierno porteño, Ramírez inició una campaña contra Artigas. Fue derrotado en una pequeña batalla, pero logró derrotarlo en la batalla de Las Tunas,

prácticamente en el centro de Entre Ríos.

Ramírez persiguió a Artigas hacia Corrientes, donde éste contó aún con el apoyo del jefe guaraní Francisco Javier Sití. Pero la victoria fue, en definitiva, para Ramírez.

De 1820 a 1850: el exilio en Paraguay

Rodeado por todos lados por los lugartenientes de Ramírez y viendo su causa definitivamente perdida, el 5 de septiembre de 1820, Artigas cruzó el río Paraná hacia el exilio en Paraguay, dejando atrás su patria y su familia.

Artigas en su ancianidad, por Alfred Demersey. Es el único retrato auténtico del general, aunque muy posterior a su actuación pública. Posiblemente en éste se inspiró Blanes para sus retratos de Artigas.

El dictador paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia le dio refugio, pero cuidó que no conservara

ninguna influencia política, ni mantuviera correspondencia con nadie fuera del Paraguay. Su único acompañante durante el resto de su vida fue el negro Ansina.

La campaña de los Treinta y Tres Orientales inició la liberación de su provincia del Imperio del Brasil en 1825. Pero la complicada guerra del Brasil y las intromisiones diplomáticas de Gran Bretaña, sumada a las sucesivas desilusiones de los orientales con los gobiernos porteños, llevaron a la independencia del Estado Oriental del Uruguay en 1828, en la cual Artigas nunca

participó.

Confinado a la lejana e inhóspita Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty, allí vivió cultivando la tierra hasta la muerte de Gaspar Rodríguez de Francia y no causó problema alguno a las autoridades paraguayas. No obstante, por mera precaución, fue arrestado algunas semanas después de la muerte del dictador Rodríguez de Francia, ocurrida el (20 de septiembre de 1840).

El nuevo gobierno de Carlos Antonio López, primer Presidente Constitucional del Paraguay lo trasladó a Asunción, donde disfrutó de su plácida ancianidad en el barrio asunceño de Trinidad, residiendo en la propia quinta del Presidente de la República, rodeado del afecto de los paraguayos. Allí falleció, diez años después, el 23 de septiembre de 1850, a los 86 años de edad.

¡Mi caballo! ¡Tráiganme mi caballo![16]
Últimas palabras de José Gervasio Artigas.

Los paraguayos y guaraníes misionenses lo llamaban Karay Guazú (gran señor), título que sólo le dieron aparte de a Artigas, a Gaspar Rodríguez de Francia y Francisco Solano López.

Ideario artiguista

Artículo principal: Artiguismo
Estatua de José Artigas en Washington D.C., en los parques que rodean la OEA, obra de José Luis Zorrilla de San Martín

Las raíces de su ideario tienen dos fuentes principales. Artigas leyó en su adolescencia libros que provenían de Europa y Estados Unidos, como Sentido común de Thomas Paine y El contrato social de Rousseau, entre otros de autores de la Ilustración.

Fue educado en una escuela católica de franciscanos, de la que se retiró a las estancias de su padre, principalmente a la que se ubicaba en las actuales tierras que lindan la Villa de Casupá. En

la primera etapa de su vida no fue influido por ideas revolucionarias. Su educación no fue muy ortodoxa aunque si demostró brillantez en su desempeño. Cuentan cronistas de la época, que en la época de Purificación en que contaba con 3 ó 4 secretarios, les dictaba cartas simultáneamente a los cuatro, con sorprendente lucidez, en las que se ocupaba desde la organización administrativa y política, pasando por cartas diplomáticas y asuntos menores como restituciones de bienes a gente del pueblo, o fijar pensiones para viudas e hijos de sus combatientes caídos en

acción. De su vinculación con la campaña adquirió experiencia para la revolución que luego llevó a cabo.

En la opinión del investigador Carlos Maggi, lo que marcó a Artigas en su adolescencia fue su relación con los indígenas, negros y gauchos. Se mezclaron sus raíces, su avidez, lo que leyó y su contacto con la alta sociedad montevideana y con la parte marginada de la sociedad.

El ideario artiguista se componía de ideas políticas, las que se expresaron en las Instrucciones del año XIII y en la conformación de la Liga Federal. También tenía ideas socioeconómicas, que se expresaron en el Reglamento de Tierras, el Reglamento provisorio de 1815 de la campaña y seguridad de sus hacendados y el Reglamento Provisorio de Aranceles Aduaneros para las Provincias Confederadas de la Banda Oriental del Paraná.

Homenajes

Placa conmemorativa situada en Israel

En honor a Artigas, Uruguay adoptó la que fuera bandera de la Liga Federal como uno de sus símbolos patrios, bajo la denominación de Bandera de Artigas. La misma bandera es hoy oficial en la vecina provincia argentina de Entre Ríos y la provincia argentina de Misiones tiene así

mismo su bandera inspirada en la de Artigas. En gran parte de las principales ciudades argentinas existen monumentos a José Gervasio Artigas o calles e incluso barrios (como ocurre en las ciudades de Córdoba, Concepción del Uruguay y Concordia) que le homenajean llevando su nombre. También se le ha dedicado un himno, denominado Himno a Artigas.

El 17 de noviembre de 1856 se le dio sepultura en el Panteón Nacional con la solemnidad

correspondiente a los servicios prestados a su país, luego de realizarse las exequias fúnebres en la Iglesia Matriz.

En su lápida se leía la siguiente inscripción: «Artigas: fundador de la nacionalidad oriental».

Por Decreto-Ley N° 14.276 del 27 de septiembre de 1974, se dispuso la creación de un mausoleo para el depósito de sus restos, el que se encuentra en la Plaza Independencia, en el centro de la

ciudad de Montevideo. Sus restos fueron retirados del Panteón Nacional del Cementerio Central en 1972 y estuvieron bajo la guardia del Ejército siendo custodiados por los Blandengues, mientras se terminaba la construcción del mausoleo. Fueron trasladados allí el 19 de junio de

1977.